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sábado, 8 de enero de 2011

¿Qué llevan los perros San Bernardo al cuello?


Los perros San Bernardo no llevan ni han llevado nunca barrilitos con brandy.

La misión del perro es estrictamente de rastreo –eso sin contar con que darle un trago de brandy a alguien que sufriera de hipotermia sería una increíble torpeza-, pero a los turistas siempre les ha encantado la idea, así que todavía posan para las fotos con el barrilito al cuello.

Antes de que fueran entrenados como perros de rescate en montaña, eran utilizados por los monjes del hospicio del Paso de San Bernardo –la ruta alpina que une Suiza con Italia- para llevar comida, ya que su gran tamaño y carácter dócil les hacía ideales como animales de carga.

La idea del barril al cuello vino de un joven artista inglés, Sir Edwin Landseer (1802-73), muy apreciado por la reina Victoria. Era un famoso pintor de paisajes y animales y en 1831 pintó una escena titulada “Mastines alpinos reanimando a un viajero en apuros” en el que se veía a dos San Bernardos, uno de ellos llevando un pequeño barril de brandi en su cuello y que el pintor sólo añadió porque quedaba bien. Los San Bernardos no se han podido quitar el tópico de encima desde entonces.

Parece ser que fue también Landseer el que popularizó el término “San Bernardo” para esa raza (en lugar de “Mastín Alpino”. Originalmente, estos perros eran conocidos como sabuesos Barry (una corrupción del alemán Bären, que significa “oso”). Uno de los primeros y más ilustres rescatadores de esa raza se llamaba “Gran Barry” y rescató a 40 personas entre 1800 y 1814 antes de morir abatido por una persona que lo tomó por un lobo. Barry fue disecado y hoy ocupa un lugar de honor en el Museo de Historia Natural de Berna. En su honor, el primer cachorro macho de cada camada que nace en el Hospicio de San Bernardo recibe el nombre de Barry.

Se estima que los San Bernardo han realizado 2.500 rescates desde 1800, pero ninguno en más de cincuenta años. Como resultado, el monasterio ha decidido venderlos y reemplazarlos por helicópteros. Puede que sea más eficiente, pero desde luego tiene mucho menos encanto.

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