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jueves, 28 de abril de 2011

El origen del saludo militar


En la mayoría de los ejércitos del mundo, los militares se saludan entre ellos con el gesto de llevarse la mano derecha a la altura de la frente, de la sien o de la visera de la gorra. La mano debe estar recta, con los dedos juntos y la palma visible.

El origen exacto de este ritual es oscuro. No obstante, conviene saber que ya en el ejército del imperio romano había un saludo. En esa época, los soldados saludaban a su superior jerárquico levantando el brazo a la altura del hombro con la mano abierta y la palma vuelta hacia la persona saludada. Sin embargo no hay texto alguno que haga mención a que la mano deba tocar el casco o la cabeza durante ese saludo.

Algunos detalles concretos nos llevan a pensar que el saludo miliar moderno debe su gesto a una costumbre de la Edad Media, tradición relacionada con una especie de regla de cortesía, cuyos principales detalles son éstos.

En caminos a veces poco frecuentados y en aquellos tiempos belicosos, cuando un caballero (enfundado en su pesada armadura y a lomos de brioso corcel) se aprestaba a cruzarse con otro caballero, la tradición pedía que uno y otro demostrasen que iban en son de paz. Por eso levantaban la visera de su casco para darse a conocer. Además, en tales condiciones el caballero armado evidentemente no podía servirse de su espada. Ese gesto que expresaba claramente una intención no violenta, se convirtió de manera natural en el signo de un saludo amistoso. Con la mano izquierda sujetando la rienda del caballo, es fácil imaginar que ese movimiento de la mano derecha se parecería extrañamente al saludo militar que conocemos hoy.

Conservada en la Europa medieval, esta tradición pasó igualmente a los simples viajeros, que
empezaron a levantar el brazo derecho mostrando la palma con la mano bien extendida. Así cada uno demostraba que no intentaba utilizar su espada (o cualquier otro objeto que pudiera ser blandido o arrojado) de forma agresiva. Ese gesto no solo inspiró el saludo militar, sino que estaría también en el origen de otros gestos amistosos con la mano (con la palma siempre bien visible) para saludar de lejos a un amigo o a la multitud).

Testimonio en el pasado de una intención amistosa y pacífica, el saludo, que se convirtió en militar con el paso de los siglos, expresó en adelante una señal de respeto. También podemos suponer que ha contribuido a mantener y reforzar la noción de disciplina.

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