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martes, 12 de junio de 2012

¿Por qué el Sol y la Luna parecen más grandes cuando están cerca del horizonte?


La denominada “ilusión lunar” constituye uno de los fenómenos psicológicos más antiguos que se conocen; los registros sobre ella se remontan a la China y el Egipto de la Antigüedad. Tal vez se trate del enigma científico más antiguo aún inexplicado.

Gente con conocimientos sobre física suele creer que la ilusión es real, que verdaderamente la Luna se ve mayor cuando está cerca del horizonte debido a la refracción que sufre la luz en la atmósfera. De hecho, existe un efecto de refracción muy pequeño, pero no es ese el motivo de la ilusión.

Hay un par de métodos para comprobar por uno mismo que la luz que llega al ojo desde la Luna se mantiene siempre igual a medida que este objeto cambia de posición en el cielo. Por ejemplo, si se fotografía la Luna a diversas alturas sobre el horizonte, se ve que en todas las imágenes presenta el mismo tamaño. Se pueden tomar fotos de la Luna “gigante” si se mira a simple vista, en las que el satélite parece un punto pequeño en el cielo. (Lo mismo sucede con las fotografías de puestas de sol en apariencia espectaculares: la ilusión también se da con el Sol). Otro modo de romper la ilusión consiste en hacer una especie de tubo con el puño y mirar a través de él la “gran” Luna del horizonte. Al instante disminuye de tamaño. Resulta obvio que se trata de un efecto psicológico.

Es posible que la ilusión lunar guarde relación con el mecanismo que produce la percepción cotidiana de tamaños y distancias, un proceso cerebral determinado genéticamente que nos permite convertir las imágenes planas formadas en la retina en una imagen de objetos con volumen que se mueven en el espacio. La ilusión lunar surgiría cuando el mecanismo funciona en una situación excepcional. Con una percepción normal, cuando los objetos tridimensionales se mueven hacia o desde el fondo (cambian de distancia), el tamaño angular de la imagen que estimula el ojo crece o mengua. El cerebro traduce de forma automática este estímulo cambiante en la percepción de objetos sólidos que cambian de posición alejándose o acercándose.

Cuando la Luna se encuentra próxima al horizonte, el suelo y el horizonte hacen que parezca más cercana. Como la posición aparente de la Luna contra el fondo varía mientras el estímulo de luz se mantiene constante, el mecanismo cerebral de tamaño-distancia altera las dimensiones percibidas y hace que la Luna parezca muy grande.

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