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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Tobías y Tobit


El Libro de Tobías cuenta la historia de Tobit (o Tobías), un cautivo judío, y las aventuras de su hijo Tobías. Tobit era un judío piadoso y caritativo deportado a Nínive por los asirios cuando éstos tomaron Jerusalén, en el siglo VIII a. C. Tobit logró prosperar en Nínive y el rey lo envió en misión comercial a Media (al norte de Persia), donde dejó un dinero a Gabael, otro judío. Tobit ayudaba siempre a los demás judíos en el exilio, e incluso enterraba de forma ilegal a los judíos ajusticiados. Pero su generosidad al final no hizo sino acarrearle infortunios, pues le confiscaron sus propiedades y perdió la vista al caerle sobre los ojos los excrementos de unos pájaros.

En sus últimos años de vida decidió ayudar a su hijo Tobías enviándolo a recuperar el dinero que había dejado años atrás en manos de Gabael. Tobit rogó a Dios que protegiese a su hijo en su viaje y Dios le envió al arcángel Rafael bajo la apariencia de un joven judío para que le acompañara y le protegiese durante todo el camino.

Al llegar al río Tigris, un pez gigantesco atacó a Tobías, quien, a instancias del ángel, consiguió extraer del pez el corazón, el hígado y la hiel, los dos primeros para mantener alejado al diablo y la última para curar la ceguera de su padre. Cuando por fin llegaron a Media, se alojaron en casa de un hijo de Tobías y de su hija Sara.

Esta última estaba poseída por un demonio que había matado a los siete maridos que había tenido hasta entonces en la noche de bodas. Rafael le dijo a Tobías que la tomase por esposa, pero que para evitar la suerte de los otros siete maridos tenía que introducir en un perfumador el corazón y el hígado del pez. Tobías siguió las instrucciones del ángel al pie de la letra y el demonio, al oler el humo del pez, abandonó a Sara.

Mientras tanto, Rafael recuperó el dinero que tenía Gabael y regresó junto con Tobías y Sara a casa del pobre Tobit. Una vez más, siguiendo las instrucciones del ángel, aplicó la hiel del pez sobre los ojos de su padre, y éste recobró milagrosamente la vista. Entonces, Rafael reveló su auténtica identidad y alabó la fe y la generosidad de Tobit antes de desaparecer.

Esta historia, que tal vez tiene sus raíces en una leyenda de origen persa, está incluida en el llamado Librode Tobías, un de los libros deuterocanónicos. Su canonicidad es distinta para los diversos grupos que tienen como sagrados a los textos hebreos. La comunidad judía y algunas de las organizaciones cristianas de origen protestante no aceptan los libros deuterocanónicos en su canon. La Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa los consideran de segundo canon; o sea que no formando parte del primer canon, sin embargo se les reconoce autoridad

El episodio de Tobías ha inspirado a un gran número de pintores. Los dos episodios más recurrentes son aquel en que el protagonista lleva consigo el pez o un frasco con sus vísceras en compañía de un ángel y un perro, así como la curación de Tobit. Durante un tiempo, se extendió la costumbre de encargar cuadros de Tobías y el ángel entre aquellas familias que enviaban de viaje a alguno de sus hijos como medida de protección. De igual modo, la gente encargaba cuadros de Tobías con la esperanza de curar su ceguera.

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