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jueves, 12 de enero de 2012

¿Por qué crujen nuestras articulaciones?


Chascar los huesos: muchas personas lo hacen para molestar a los demás, en otros es sencillamente una costumbre. Para conseguirlo, basta con estirar de los dedos de las manos o ejercer la presión adecuada sobre las extremidades para que la articulación se estire excesivamente. El sonido, que llega a resultar desagradable para algunos, puede ser involuntario; es lo que ocurre, por ejemplo, cuando alguien se levanta y le chascan las rodillas; siempre se produce de la misma forma.

En cada articulación se encuentra la denominada sinovia o líquido sinovial, que hace de elemento se engrase. Proporciona alimento a los huesos y cartílagos y se distribuye por ellos gracias al movimiento. Además, ese fluido sinovial permite que los huesos y los cartílagos no se rocen unos contra otros cuando se mueve la articulación correspondiente. El engrase surge bajo el efecto de una determinada presión. Si la cápsula articular se aparta de su posición normal, se genera una presión negativa que causa la formación de burbujas de gas en la sinovia, las cuales escapan y estallan. Los estallidos se hacen audibles en forma del característico chasquido. Puesto que en la sinovia existe una cantidad limitada de gas, no se pueden hacer crujir las articulaciones siempre que se desee, sino que hay que esperar a que se regenere ese gas hasta alcanzar una concentración suficientemente elevada.

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