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lunes, 28 de enero de 2013

¿Por qué son tan resistentes las telas de araña?


La seda de los tirantes radiales de una tela de araña se compone de dos proteínas que le aportan fuerza y solidez sin restarle elasticidad. Cada proteína contiene tres áreas con propiedades diferenciadas. La primera forma una matriz amorfa (no cristalina) que se puede estirar y aporta elasticidad a la seda. Cuando un insecto choca con la red, la matriz amorfa se estira y sus proteínas absorben la energía cinética. Hay además dos tipos de regiones cristalinas que refuerzan la seda. Ambas regiones están muy plegadas y resisten al estiramiento, y una de ellas es rígida. Se cree que los pliegues de las regiones cristalinas menos rígidas anclan los cristales rígidos a la matriz amorfa.

La seda que conforma los tirantes de la tela de araña solo mide la décima parte del diámetro de un cabello humano, pero en proporción a su peso resulta varias veces más resistente que el acero. La película Spider-Man subestima en gran medida la resistencia de la seda, ya que la verdadera sustancia que forma los tirantes no tendría que ser ni de cerca tan gruesa como las hebras que dispara ese héroe para balancearse por entre los edificios.

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miércoles, 23 de enero de 2013

La Gran Isla de Basura del Pacífico






Una masa de plástico no biodegradable se ha ido acumulando en las aguas del Pacífico Norte hasta alcanzar un tamaño que casi triplica al de España. Formada gracias a las corrientes oceánicas, esta ingente masa de residuos tiene su origen en países de todo el mundo y a largo plazo representa una de las mayores amenazas para el medio ambiente. Aun así, ningún estado u organismo internacional ha trazado un plan razonable para afrontar el problema.

Este vertedero flotante no es responsabilidad de un solo país y es un asunto verdaderamente sucio que pocos, fuera de la comunidad de activistas medioambientales, están dispuestos a reconocer o intentar solucionar. Esta bolsa de residuos se ha formado con innumerables toneladas de basura vertida al mar, casi en su totalidad desde tierra.

Que esta masa de residuos se encuentre al norte del Pacífico se debe a un giro oceánico, un flujo de corrientes marinas que gira en círculos y atrae enormes cantidades de escombros, los cuales se acumulan en su centro. Los ecologistas denunciaron la existencia de este fenómeno ya en los años ochenta, pero hasta 1997 no se confirmó su existencia, cuando el capitán de yate Charles J Moore y su tripulación avistaron el gran vertedero durante una regata. Posteriormente, Moore inició una campaña para atraer la atención sobre este problema.

El plástico no se degrada como el papel o el algodón, al contrario: se disgrega en componentes cada vez más pequeños y nocivos durante cientos de años. Algunos se refieren a estos diminutos trozos de plástico como “lágrimas de sirena”, un nombre mucho más romántico de lo que merecen. Muchas aves y mamíferos marinos mueren atrapados en los residuos de plástico, pero entrañan aún más peligro las toxinas que el plástico introduce en la cadena alimentaria y que envenena desde el más diminuto plancton a la más grande de las ballenas.

Los científicos estiman que la isla de residuos contiene tres cuartos de millón de fragmentos de plástico por kilómetro cuadrado. El 90% de los residuos en el mar es de plásticos. El 70% de estos se hunde y causa daños impredecibles a la vida del lecho marino, pues, además de contaminar los fondos, bloquea el paso de la luz. A pesar de esto, la gran sopa de basura del Pacífico sigue siendo un basurero flotante que no interesa a ningún gobierno. Podemos suponer sin temor a equivocarnos que si se tratara de la gran reserva de petróleo del Pacífico habría un poco más de interés en reclamar su soberanía

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lunes, 21 de enero de 2013

La basura espacial


Hay un montón de basura orbitando alrededor de nuestro planeta. Más de la que desearíamos. La basura incluye las fases desechadas de los cohetes, fragmentos de satélites destrozados y objetos aleatorios, como las herramientas que se desprenden durante los paseos espaciales de la Estación Espacial Internacional. Según la NASA, hay unos 18.000 objetos en órbita de mayor tamaño que una pelota de béisbol; 300.000 más grandes que una moneda y millones de tamaño incluso menor (entre ellos, los 150.000 trozos del tamaño de un terrón de azúcar producidos cuando los chinos derribaron uno de sus difuntos satélites en 2007.

Esta generación de residuos aun proliferará más cuando los fragmentos más grandes que una bola de tenis colisionen contra objetos de mayor tamaño, creando una nube de basura aún mayor. No obstante, prácticamente toda se desintegrará en la reentrada, así que, a no ser que hagamos viajes regulares hacia su órbita, no será necesario preocuparnos en exceso.

Y, ¿es probable que me alcance un trozo de basura espacial que no se haya desintegrado en la reentrada?

No es necesario ponerse casco. La probabilidad de que uno de los millones de trozos de basura espacial que orbitan la Tierra nos golpee precisamente a nosotros es de una entre mil millones. Pero el riesgo de que alguien, cualquiera, sea alcanzado puede ser bastante mayor. La NASA y otras agencias espaciales minimizan el riesgo hasta una proporción de 1 entre 10.000.

Las probabilidades son mayores con los objetos de mayor tamaño. Por ejemplo, existe un riesgo de 1 entre 10.000 de que el telescopio espacial Hubble alcance a alguien si se desprende de su órbita una vez desactivado, por eso la NASA lo reorientaría hacia el océano.

Solo hay un caso de residuos que hayan alcanzado a alguien. En 1997, Lottie Williams estaba en un parque de Tulsa, Oklahoma, cuando una pieza metálica del tamaño de un DVD procedente de un cohete Delta II la golpeó en el hombro. Se precipitaba a una velocidad muy baja, según la NASA, y la mujer salió indemne.

Si eres un turista espacial, no obstante, cualquier fragmento representaría un peligro: los restos orbitan a una velocidad de 28.900 km/h, lo suficiente para que una mancha de pintura de 0.18 mm abriera una brecha en la ventana de la lanzadera en 1983.

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miércoles, 16 de enero de 2013

El Centro de Datos de Google

 Google es una de las compañías líderes del mundo de Internet que está redefiniendo nuestra cultura, a la vez que hace una cantidad ingente de dinero. Dado que su motor de búsquedas es el líder mundial, la empresa necesita unos gigantescos bancos de servidores para mantener el sistema en funcionamiento. El enorme centro de datos de The Dalles, en el condado de Wasco (Oregón), fue construido con mucho secretismo, costó unos 600 millones de dólares y se inauguró en 2006.

Larry Page y Sergey Brin fundaron Google cuando estudiaban en la Universidad de Stanford, y le dieron forma como sociedad anónima en 1998. Su misión, en sus propias palabras, es “organizar la información mundial para que sea útil y accesible a todos”. Desde que lanzó su buscador, Google ha plasmado este objetivo creando programas, redes sociales y hasta sistemas operativos.

No sorprende que la compañía no quiera dar muchos detalles de sus centros de servidores repartidos por el mundo, pero puede que haya más de diez instalaciones de este tipo, que sumarían un total de un millón de servidores.

Cuando Google decidió construir su primer centro a medida, escogió The Dalles, cerca del río Columbia y no muy lejos de la presa de Dalles. Este lugar no solo ofrecía un terreno adecuado y un pueblo que contaba con suficientes trabajadores –el número de empleados ronda los 200- sino que también disponía de abundante energía hidroeléctrica y ecológica. Un negocio como Google consume inevitablemente grandes cantidades de electricidad y la oportunidad de levantar una instalación respetuosa con el medio ambiente se ajustaba perfectamente a su lema: “No seas malvado”.

Al principio el centro de datos se llamó Proyecto 02 y su apertura estuvo envuelta en el misterio. Hasta los periodistas tuvieron que firmar acuerdos de confidencialidad. Aunque posteriormente el nivel de secretismo se ha reducido, la seguridad –tanto de las instalaciones como de la información que contiene- es de vital importancia.

Un equipo especializado trabaja en todo momento para garantizar la integridad de los datos electrónicos. Asimismo, el centro está rodeado por una valla patrullada constantemente por guardias y vigilada por un circuito cerrado de cámaras de televisión. Aunque el cometido de Google sea dar acceso universal a toda la información del mundo, no alberga tales deseos para sus centros operativos.

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viernes, 11 de enero de 2013

¿Qué hay en un átomo?





Principalmente…nada. La inmensa mayoría de un átomo es espacio vacío.

Para poner esto en perspectiva, imagine un átomo del tamaño de un estadio deportivo. Los electrones estarían en lo alto de las gradas, cada uno de ellos de las dimensiones de una chincheta. El núcleo de un átomo ocupa el centro del campo y su tamaño es el de un guisante.

Durante muchos siglos, los átomos, un concepto que se creía totalmente teórico, fueron considerados las unidades más pequeñas de materia, de ahí su nombre: “indivisible” en griego.

Entonces, en 1897, se descubrió el electrón. En 1911 se dio con el núcleo. El átomo fue dividido y el neutrón se descubrió en 1932. Pero esto no fue ni mucho menos la solución al enigma, porque los protones de carga positiva y los neutrones sin carga eléctrica que se agrupan en el núcleo, están compuestos de elementos aún más pequeños. Estas unidades diminutas llamados quarks reciben denominaciones pintorescas, como “up”, “down”, “strange”, “charm”… Los lejanos satélites del núcleo, los electrones de carga negativa, son igualmente extraños y han pasado a ser incluidos en una familia de partículas conocidas como “leptones”.

En los años cincuenta del pasado siglo el aparentemente interminable descubrimiento de nuevas partículas subatómicas (que pasaban del centenar) se estaba convirtiendo en un engorro. Nadie parecía capaz de prever cuándo iba a finalizar la búsqueda. Enrico Fermi, el físico de origen italiano que ganó el Premio Nobel de Física en 1938 por su trabajo en los reactores atómicos, afirmó: “Si pudiera recordar los nombres de todas esas partículas, sería botánico”.

Desde la época de Fermi, los científicos han establecido el número de partículas subatómicas en el interior de un átomo en 25 (incluido el reciente Bosón de Higgs). Es lo que se conoce como “Modelo Estándar”, que no es más que el intento de dar la impresión de que se tiene una idea bastante aproximada de lo que hay allí abajo.

El universo en general, hasta donde sabemos, está tan vacío como el propio átomo. El espacio, de media, contiene sólo un par de átomos por metro cúbico. De vez en cuando, la gravedad los junta para formar estrellas, planetas y jirafas, todo ello igualmente extraordinario.
Y esto el resto. Leer Mas...

sábado, 5 de enero de 2013

¿Para qué se utilizaban los cinturones de castidad?






La idea del barbudo cruzado encorsetando a su esposa en un cinturón de castidad y marchar a Tierra Santa llevando la llave alrededor de su cuello es una fantasía del siglo XIX pensada para sorprender a los ingenuos lectores

Hay poca evidencia de que se utilizaran cinturones de castidad en la Edad Media. El primer dibujo conocido de uno aparece en el siglo XV. “Bellifortis”, escrito por Konrad Kyeser, es un libro sobre equipo militar contemporáneo escrito mucho tiempo después de que se hubiera librado la última Cruzada. Incluye la ilustración de una especie de pantalones de hierro llevadas por las mujeres florentinas.

En el diagrama, la llave está claramente visible –lo que sugiere que era la dama y no el hombre quien controlaba el acces- para protegerse de las atenciones no deseadas de los galantes florentinos.

En las colecciones museísticas de todo el mundo la mayoría de los cinturones de castidad “medievales” han sido retirados de la exhibición por albergarse serias dudas sobre su autenticidad. Como sucede con los instrumentos de tortura “medievales”, parece ser que la mayoría fueron fabricados en Alemania en el siglo XIX para satisfacer la curiosidad y el ansia de coleccionistas “especializados”.

El siglo XIX también vio un auge en las ventas de nuevos cinturones de castidad… solo que éstos no eran para mujeres. La teoría médica victoriana defendía la opinión de que la masturbación era dañina para la salud. Los chicos en cuya continencia no se podía confiar, eran obligados a llevar esta incómoda ropa interior metálica.

Pero el auténtico boom en las ventas se ha producido en los últimos cincuenta años, cuando las sex-shops empezaron a incluir entre sus productos material sadomasoquista y de bondage.

Así que hoy existen muchísimos más cinturones de castidad de los que jamás se fabricaron, especialmente en la Edad Media. Paradójicamente, los actuales sirven para estimular el sexo, no para impedirlo.

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viernes, 4 de enero de 2013

¿Cuál es el número de la bestia?


616.

Durante 2.000 años, el número 666 ha sido el símbolo del temido Anti Cristo que vendrá para gobernar el mundo antes del Juicio Final. Para muchos, es un número de mala suerte. Incluso el Parlamento Europeo deja vacante el asiento con ese número.

La cifra en cuestión procede del Libro del Apocalipsis, el último y más extraño de los que componen la Biblia. “En esto consiste la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de un ser humano: seiscientos sesenta y seis.” (Apocalipsis 13:18)

Pero es un número erróneo. En 2005, una nueva traducción de la copia más antigua conocida del Libro del Apocalipsis muestra claramente que es el 616, y no el 666. El papiro, de 1.700 años de antigüedad, se recuperó de los yacimientos de la ciudad de Oxirrinco, en Egipto. Un equipo de paleografólogos de la Universidad de Birmingham dirigido por el profesor David Parker se encargó de descifrarlo.

Si el nuevo número es el correcto, no le va a hacer ninguna gracia a todos aquellos que se han gastado fortunas para evitar el viejo. En 2003, la autopista norteamericana 666 –conocida como “La Autopista de la Bestia”- fue rebautizada Highway 491. El Departamento de Transporte de Moscú aún se estará tirando de los pelos: en 1999 decidieron poner un nuevo número a la gafada línea de autobús 666; eligieron el 616.

La polémica ha estado vigente desde el siglo II de nuestra era. Una versión de la Biblia en la que se citaba como Número de la Bestia el 616 fue criticada por San Irineo de Lyon (130-200) como errónea y espuria. Friedrich Engels analizó la Biblia en su libro “Sobre la Religión” (1883) y también calculó el número como 616, no 666.

El Apocalipsis fue el primer libro del Nuevo Testamento en ser escrito y está repleto de extraños enigmas. Cada una de las 22 letras del alfabeto hebreo tiene un número asociado, por lo que cada número puede también leerse como una palabra. Tanto Parker como Engels afirman que el Apocalipsis es un tratado político y anti-romano, codificado numerológicamente con el fin de ocultar su auténtico mensaje. El Número de la Bestia (sea cual sea) se referiría bien a Calígula o a Nerón, los odiados perseguidores de los primeros cristianos y no a un imaginario anti-Cristo.

Tal grado de penetración ha alcanzado esta fobia cultural que incluso recibe un término médico: Hexakosioihexekontahexafobia es el miedo irracional al número 666.

Y, por cierto, si se suman todos los números de la ruleta… dan 666.

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jueves, 3 de enero de 2013

¿Podría un asteroide impactar contra la Luna y precipitarla contra la Tierra?


Si un asteroide impacta en la Luna, simplemente surgiría un nuevo cráter. Se necesitaría un objeto del tamaño de la Luna para moverla y la Luna probablemente no sobreviviría. El impacto con un cuerpo mucho más grande y denso sería como golpear un huevo con un palo de golf.

Digamos, no obstante, que la Luna y el objeto que la golpea reaccionarían como sólidas bolas de billar. Ninguno de los asteroides de más de 100 km de diámetro orbita en las cercanías de la Luna. Pero, ¿y si el mayor asteroide conocido, Ceres, que con sus 2.850.000 km2 de superficie supera en más de cinco veces el tamaño de España, se las arreglara para escapar de su posición en el cinturón de asteroides y se dirigiera hacia la Luna? Sería difícil moverla, algo así como si un niño de cuatro años intentara derribar a un jugador de futbol. La Luna gira alrededor de la Tierra a aproximadamente un km por segundo. Este impulso es tan grande que neutralizaría el impacto y continuaría orbitando alrededor de nuestro planeta.

Bien, si un asteroide no, entonces ¿qué se necesitaría?

Pues como mínimo un objeto del mismo tamaño y densidad de la Luna golpeándola a la misma velocidad y en dirección opuesta a la de su órbita. Esto podría detener la Luna y hacerla precipitarse sobre la Tierra. Incluso si la colisión recolocase la Luna en una órbita más baja o menos circular, tampoco saldríamos indemnes: si la nueva órbita la situase a la mitad de su distancia actual, las mareas oceánicas aumentarían ocho veces su nivel. Buena parte de las áreas costeras desaparecerían tragadas por los mares.

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miércoles, 2 de enero de 2013

Los túneles del narcotráfico entre EEUU y México






La línea divisoria entre EEUU y México se extiende a lo largo de más de 3.000 km y tiene la reputación de ser la frontera más permeable del mundo. Los gobiernos de ambas naciones llevan tiempo empeñados en una batalla encarnizada para erradicar el contrabando de drogas a través de la frontera, que en los últimos años ha pasado a ser literalmente subterráneo.

El narcotráfico genera miles de millones de dólares al año y se calcula que ha causado unas 40.000 muertes entre 2006 y 2011. Después de que el gobierno mexicano lanzara una ofensiva a mediados de la pasada década, los cárteles de la droga se han vuelto más eficaces, están mejor armados y se organizan con precisión militar.

Este pragmatismo despiadado se ve reflejado en los túneles que facilitan el transporte de droga de un país a otro. Algunos alcanzan los 800 metros de largo y se hallan equipados con sofisticados sistemas de iluminación y ventilación, las paredes se sostienen con estructuras de madera y hasta tienen un sistema de raíles sobre los cuales se desplazan unos vagones eléctricos.

El suelo de los túneles se cubre con planchas de madera y en algunos casos con cemento, mientras que un sistema de drenaje evita filtraciones de las aguas subterráneas. Se accede a las galerías a través de escaleras de cuerda, aunque algunas entradas tienen escaleras de madera y hasta ascensores hidráulicos, lo que indica que en las obras pueden haber colaborado ingenieros o profesionales de la construcción.

Las entradas a los túneles se encuentran en su mayoría en Tijuana, en el lado mexicano, y en San Diego, en el lado de EEUU. Normalmente estas entradas se localizan dentro de propiedades privadas, muchas de ellas en almacenes abandonados. También se han descubierto varios túneles cerca de comisarías de policía y otros edificios oficiales.

El suelo arcilloso de California facilita la construcción de túneles, aunque algunos han sido desviados hasta Arizona, donde se puede usar una red subterránea ya existente de canales de desagüe. Se calcula que se tarda entre seis meses y un año en construir cada túnel usando herramientas manuales y taladros neumáticos.

De acuerdo con las cifras oficiales, se han descubierto más de 150 túneles ilegales desde 1990 y se han requisado cientos de toneladas de marihuana. Normalmente se descubren durante la temporada de cosecha de la marihuana, en octubre, lo cual indica que su construcción sigue un calendario estacional.

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martes, 1 de enero de 2013

Bohemian Grove





En medio de un precioso bosque de secuoyas de Monte Rio, en el condado californiano de Sonoma, Bohemian Grove se convierte cada año en un campamento de verano para algunos de los hombres más poderosos del mundo. Los rumores acerca de actividades desenfrenadas y rituales paganos salpican a este evento organizado por el Bohemian Club, pero otros temen que en este lugar se estén tomando sin control alguno importantes decisiones que afectan al gobierno y al comercio.

El Bohemian Club es un club privado y exclusivamente masculino que se encuentra en Taylor Street, en San Francisco. Fue fundado en 1872 por miembros del periódico San Francisco Chronicle para crear un vínculo entre los miembros de los círculos culturales de la ciudad. Sin embargo, en poco tiempo el club se abrió a otros grupos sociales y pronto acabó bajo el control de los hombres más ricos y poderosos de San Francisco. El perfil actual de un socio del Bohemian Club es el de un varón blanco de mediana edad y, normalmente –aunque no siempre-, simpatizante del Partido Republicano.

En la actualidad, la lista de espera para accede al club es de más de quince años, con una cuota de entrada de 25.000 dólares más un pago anual de 5.000 dólares. Pero más importante aún es que cada solicitud debe ser sometida a examen, lo cual significa que hay que tener muy buenos contactos y haber estudiado en alguna de las universidades más prestigiosas del país. Entre sus miembros se cuenta un buen número de presidentes, como Eisenhower, Nixon, Ford, Reagan y los dos Bush, junto con otros nombres conocidos, desde Mark Twain y William Randolph Hearst hasta Clint Eastwood y los Rockefeller.

Bohemian Grove abarca más de 1.000 hectáreas, aunque la zona del club es bastante menor. El
primer campamento en Bohemian Gorve tuvo lugar en 1893 en un terreno alquilado que el club acabó comprando a un leñador en 1899. Ahora acoge entre 2.000 y 3.000 asistentes cada verano repartidos en pequeños campamentos de acuerdo con su perfil y experiencia. El programa, de dos semanas de duración, incluye charlas, pasatiempos y actos pensados para hacer contactos.

Todo empieza con la peculiar ceremonia de “la quema de las preocupaciones”. Los asistentes, situados al borde de un pequeño lago, observan como algunos miembros escogidos, vestidos con togas rojas y encapuchados, sacrifican una imagen llamada Dull Care, poniéndola en una barca a la que se prende fuego y se empuja hacia el lago. Se dice que este ritual simboliza el adiós a las preocupaciones diarias mientras dure el encuentro. Todo esto ocurre bajo la mirada de un gran búho que mide más de 12 metros y que es la mascota del club.

A algunos les resulta inquietante la ceremonia de cremación por su similitud con ciertos rituales paganos e incluso por su aire satánico. Hasta se ha llegado a afirmar, sin fundamento alguno, que se han hecho sacrificios humanos como parte del ritual. Testigos presenciales aseguran que la ceremonia –y el campamento en general- recuerda más bien a las bromas de las hermandades universitarias. Al parecer, el asunto tiene menos que ver con rituales secretos y más con hombres de mediana edad que quieren revivir su juventud bebiendo demasiado, escuchando los discos de Grateful Dead, fumando puros y orinando en los árboles.

Quizá sea más legítimo criticar al campamento por permitir que un puñado de los más influyentes
políticos, hombres de negocios y militares del mundo occidental mantengan reuniones completamente opacas. Cuenta la leyenda, por ejemplo, que el Proyecto Manhattan, que condujo a la creación de la bomba atómica, se planeó en Bohemian Grove, durante una reunión de 1942. Aunque los miembros de este club no tengan como objetivo crear un nuevo orden mundial- tal y como opinan sus opositores más vehementes-, la mera existencia de un club de este calibre no ayuda a convencer a los escépticos de que vivimos en una sociedad transparente y democrática.

Un argumento en defensa del club frente a las acusaciones de que es una élite conspiradora que dirige acontecimientos nacionales e internacionales, es su lema, sacado de “El sueño de una noche de verano” de Shakespeare: “Las arañas tejedoras manténganse lejos de aquí”. Esto quiere decir que los asuntos de los miembros no deberían cruzar la puerta. Aunque sus detractores odrían argumentar que es lógico que digan eso, ¿no?

El perímetro de Bohemian Grove está vigilado todo el año y especialmente durante el verano, aunque en los últimos años algunos intrusos (incluso un puñado de periodistas) han logrado entrar. Esta vigilancia tan estricta ha hecho sospechar que Bohemian Grove es un lugar donde se toman decisiones en nuestro nombre, pero sin nuestro conocimiento. Pero puede ser igualmente cierto que sus miembros mantienen el secretismo para no tener que avergonzarse de las tonterías que hacen cuando pierden la compostura.

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