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jueves, 23 de mayo de 2013

El Valle del Indo, los arios y el origen del hinduismo







Los hindúes practican hoy una religión que se desarrolló principalmente durante los primeros mil años de la era actual. Sus raíces, sin embargo, se encuentran 2.500 años atrás, en la brillante civilización india que floreció en el valle del Indo aproximadamente entre 2500 y 1700 a.C. Los pueblos arios que invadieron el noroeste de India hacia 1.500 a.C. incorporaron algunas de las creencias y prácticas religiosas de los pueblos del valle del Indo a sus propias creencias; esto, transmitido por medio de sus antiguas escrituras, es clave en el hinduismo.

A principios de los años veinte del siglo pasado, los arqueólogos sir John Marshall, D.R.Shani y R.D.Banerji revelaron los resultados de sus excavaciones en el valle del Indo, particularmente en Mohenjo-Daro y Harappa. Dejaron establecido que había existido una civilización ribereña allí desde más o menos 2.500 a.C., durante unos mil años. La historia del pueblo del Indo, que se encontró en sellos de esteatita, no ha sido aún descifrada, así que cualquier información acerca de su cultura proviene de sus restos materiales.

Aun cuando no se ha desenterrado ningún lugar de culto en los asentamientos del Indo, los dibujos de los sellos arrojan alguna luz sobre las creencias religiosas del pueblo. Por ejemplo, uno de ellos muestra una figura femenina dando de mamar a un niño, quizá una Diosa Madre, deidad que se encuentra en la mayoría de las culturas antiguas.

El dios Siva puede tener sus antecedentes en sellos que pintan una deidad rodeada de animales. Algunos le muestran con una luna creciente en la cabeza, y en uno está con las piernas cruzadas, sugiriendo que ya se practicaba esta forma de meditación de yoga.

El final de la civilización del Indo tuvo lugar quizá como resultado directo de la invasión aria. Sin embargo, las ciudades del Indo pueden haber formado parte de un estado en decadencia terminal cuando los arios llegaron por primera vez, quizá como resultado de una epidemia o cambio climático.

Los arios, o indoeuropeos, recién llegados, eran altos, de piel blanca. Se cree que llegaron de Asia central hacia 2000 a.C. Un grupo se asentó al norte de Grecia y otro en Irán (cuyo nombre deriva de “ario”); los que entraron en India probablemente procedían de la rama irania. Los conocimientos que poseemos sobre los arios, procede sobre todo de la herencia de su literatura sagrada, conocida como los Vedas.

Los Vedas se compilaron durante un periodo de cientos de años, alcanzando su forma final hacia
finales del siglo X a.C. Consisten en cuatro primeras colecciones de himnos: los Rigveda, los Samaveda, Yajurveda y Atharvaveda; los Brahmanas y Aranyakas, que hablan de rituales y filosofía; y los Upanishad, de los que hablaremos en otra entrada. En los Vedas, los arios se muestran agresivos y probablemente menos civilizados que las personas de piel oscura a las que conquistaron. Los himnos de los Rigveda y sus alabanzas de los fenómenos naturales como el sol, el océano, los ríos, las colinas y el alba sugieren que la religión védica temprana se centra en el culto a la naturaleza.

No había lugares fijos de culto, y el principal ritual de sacrificio podía realizarse en cualquier parte. Se invocaba a los dioses cantando y se les aplacaba con ofrendas al fuego del sacrificio para que concediesen beneficios materiales. Los sacerdotes tenían un papel fundamental en la realización de los ritos y rituales, y conservaban la historia tribal y los himnos, pasándolos oralmente de generación en generación.

Las deidades védicas importantes eran Aditi, una diosa madre, y sus hijos los Adityas; Indra, dios de la conquista; Agni, dios del fuego y sacrificio; los Ashwins, los gemelos celestiales y Saranyu, su madre; Dyaus, el dios el cielo; los Maruts, dioses de la tormenta; Rudra, la principal deidad del trueno; Prajapati, Señor de las Criaturas; Prithivi, la diosa de la tierra; Surya, el dios sol; Varuna, el señor de las Aguas; Yama, dios de la muerte, y Soma, deidad de las plantas.

Originalmente cazadores y nómadas ganaderos,
los arios se convirtieron en granjeros tras haberse establecido en India. Hablaban una forma arcaica de sanscrito y se organizaban en tribus, subdivididas en familias interrelacionadas. La tribu estaba dirigida por un jefe, y el pueblo formaba grupos ocupacionales y funcionales (del que derivan el sistema de jatis y castas).

Con el tiempo se fueron extendiendo hacia el valle del Ganges. Hacia 1000 a.C, la cultura aria se había vuelto dominante en el norte de la India.

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