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domingo, 15 de septiembre de 2013

El origen de Facebook




Nadie se pone de acuerdo a la hora de definir a este joven rey de las comunicaciones. Acomplejado o no por su falta de amigos reales, el creador de Facebook ha conseguido un imposible: hacer más pequeño el mundo. Cuanto más crece la red social que un día fundó más se diluyen las fronteras.

Le gusta “La Guerra de las Galaxias”, es seguidor de los Yankees de Nueva York, no se pierde un capítulo de “Juego de Tronos” y admira al mismo tiempo a Platón y a Lady Gaga. Esta es la información básica que cualquiera puede obtener sobre Mark Zuckerberg haciendo lo que probablemente más de 1.000 millones de personas en todo el globo terráqueo realizan en algún momento del día: acceder a Facebook. El creador de esta herramienta social es, o intenta ser, una persona corriente, que viste con sudadera y chanclas, por mucho que con poco más de 20 años se convirtiera en el segundo hombre más rico de Estados Unidos y en uno de los más influyentes del planeta. Un jovencito pelirrojo, con cierto aire de despistado, que un día tuvo un sueño que enseguida pudo cumplir: dar a la gente el poder de compartir y de hacer un mundo más abierto y conectado.

De origen judío, Zuckerberg nació en White Plains, en el condado de Westchester (Nueva York) en 1984. Dicen que su pasión por la informática comenzó en su más tierna infancia y que ya con 12 años era capaz de programar. Recién cumplidos los 18 inventó junto a su amigo Adam D´Angelo –posteriormente jefe técnico de Facebook- una aplicación, denominada Synapse Media Player, capaz de predecir las canciones deseadas basándose en las elecciones previas del usuario. Algo así como un MP3 inteligente que permitía crear listas de reproducción según los gustos de cada cual. Un pequeño gran invento que el joven Mark subió gratis a la red, sin prestar atención a Microsoft y Apple, que pujaron por conseguir sus derechos.

En 2003 se matriculó en Ciencias Informáticas en la Universidad de Harvard, en Massachussets, que muy pronto se le quedaría pequeña. Es aquí, en este lugar, donde se forjó su breve leyenda, para bien y para mal, ya que en el propio campus sería donde nacerían sus primeros amigos lejanos y aparecerían sus primeros enemigos cercanos. La clave de todo hay que buscarla en la fraternidad Alpha Epsilon Pi, de la que formó parte. La institución mantiene su misma filosofía vital desde que allá por el año 1950 fuera fundada: animar a los individuos a tener una participación activa en los cambios culturales, políticos y económicos de la sociedad, para que, en última instancia, las relaciones entre las distintas generaciones no sean de oposición sino de muto enriquecimiento.

Partiendo de esta premisa, Zuckerberg se propuso que todos los miembros de esa fraternidad pudieran estar siempre en contacto de forma virtual. Así dio sus primeros pasos The Facebook, cuyo nombre hace referencia al boletín que numerosas universidades entregan a sus nuevos alumnos. Los cofundadores del proyecto fueron tres compañeros con los que compartía habitación: Eduardo Saverin, Chris Hughes y Dustin Moskovitz.

Pero, ¿era un estudiante popular el joven Mark? Hay teorías para todos los gustos y biografías no
autorizadas que lo señalan como un hombre vil y ambicioso, que robó la que sería su gran idea a los hermanos Tyler y Cameron Winklevoss y a su amigo Divya Narendra, también estudiantes de Harvard y creadores de ConnectU, un sitio web en el que los usuarios pueden agregar a personas como amigos y enviarles mensajes. Ellos siempre han sostenido que le contaron a Mark sus planes y que solicitaron su ayuda e implicación. Por eso, en 2004, interpusieron una demanda contra él alegando apropiación de secretos comerciales y robo de los derechos intelectuales, algo de lo que Zuckerberg se defendió demostrando que nunca había llegado a firmar contrato alguno con ellos y que, por tanto, jamás habían sido socios.

No es la única acusación a la que ha tenido que hacer frente en su aún corta existencia. Antes de crear The Facebook, fue denunciado por el Departamento de Servicios Informáticos de la propia universidad por haber violado la política de privacidad de sus alumnos al hackear su intranet y hacer públicas imágenes de sus compañeros, extraídas de un directorio interno, dicen que, simplemente, por sentirse rechazado por ellos. Él declaró entonces que pensaba que la información debía ser libre y abierta al público, y siguió con su propósito de crear una red social a la que, en apenas dos semanas, ya se habían agregado dos tercios de los estudiantes de Harvard y, tras unos meses, más de 30 universidades estadounidenses. La herramienta de 2004 era mucho más sencilla que la que hoy conocemos, con un muro, eso sí, en el que los usuarios podían escribir mensajes y mostrar imágenes a sus amigos. Incluir animaciones en formato flash sería una de las posteriores mejoras.

A pesar de que Zuckerberg se había puesto como objetivo terminar su carrera, el éxito conseguido le
llevó a abandonar sus estudios y trasladarse a Palo alto, en California, donde abrió su primera oficina, desde la cual rechazó las multimillonarias propuestas de compra que le llegaban desde gigantes como Yahoo! O Viacom. Convertido en uno de los emprendedores más importantes de la historia, se empleó a fondo para mejorar los servicios de Facebook, que en 2006 era ya todo un fenómeno global, con 64 millones de usuarios procedentes, sobre todo, de Estados Unidos, Reino Unido y Canada. En español no comenzó a funcionar hasta 2008.

El 24 de octubre de 2007 los medios de comunicación dieron por fin una noticia largamente esperada: Facebook anunció que Microsoft compraba el 1.6% de sus acciones. ¿El precio? 240 millones de dólares. Una minucia comparada con los 15.000 que, desde ese mismo instante comenzó a valer la red social, que pasó a convertirse también en un modelo de negocio para muchas marcas comerciales, que empezaron a ofrecer sus productos y servicios según el perfil de los usuarios. Para el recién incorporado socio la unión significaba un paso estratégico para posicionarse en Internet. Para Zuckerberg, una forma de abrir su plataforma a otros intereses.

En la actualidad, no hay empresa o personaje de relevancia que no tenga su perfil en Facebook, que en noviembre de 2011 presentó algunos cambios para disgusto de sus usuarios, que protestaron airadamente por la sustitución del muro por una biografía. Pero no ha sido este el único cambio en los últimos tiempos. El 18 de mayo de 2012 las acciones de la red social empezaron a cotizar en el mercado Nasdaq, en lo que supuso la mayor salida a bolsa de una empresa tecnológica en la historia de Wall Street. La euforia duró bien poco y tan solo unos días después se constataba el batacazo, tras la sobrevaloración inicial de las acciones, demasiado etéreas como para tener un precio tan elevado. Por eso el todavía muy joven Mark ha caído al puesto 36 en la lista que publica la revista Forbes con los nombres de los hombres y mujeres con mayor fortuna del planeta. Y eso que todavía tiene ojos para los negocios: también en 2012, Facebook compró Instagramn, aplicación gratuita para compartir fotos vía teléfono móvil. Porque es en los móviles donde, según él, está el futuro, ya que en ellos los anuncios publicitarios tienen una mejor integración.

“Facebook no fue creado originalmente para ser una compañía. Fue construido para cumplir una misión social”, esgrime Zuckerberg, su fundador y director, innovador talentoso que un día revolucionó el mundo de las comunicaciones, rompiendo las fronteras geográficas, ofreciendo al común de los mortales, totalmente gratis, la posibilidad de ser un poco más felices y de no sentirse
solos, y a las empresas la oportunidad de vender mejor sus productos. A favor, ser una herramienta ágil en la que los usuarios forman parte de grupos capaces de movilizar el mundo. Ya se sabe: quien no está en Facebook no existe. En contra, la falta de privacidad, el derecho a la intimidad destruido por los propios individuos que han aprendido a no ejercerlo. Aun así, “me gusta” sigue siendo la expresión más veces utilizada al cabo del día en cualquier rincón del universo con acceso a Internet.

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