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miércoles, 11 de marzo de 2015

¿Por qué el mar es salado?




La Tierra, gran bola rocosa que gira alrededor del Sol, comenzó a formarse hace unos 4.600 millones de años a partir de una materia en estado de fusión. Un lento proceso de enfriamiento permitió el endurecimiento progresivo de las primeras rocas y la solidificación de la corteza terrestre.

El sabor salado del agua del mar es fruto de dos factores: primero la alteración de las rocas oceánicas (erosión, reacciones químicas), mecanismo debido a la excepcional actividad que tuvo el océano único (en tiempos de Pangea) y después los diversos océanos que siguieron. No olvidemos que ese lento proceso de maceración duró centenares de millones de años. Segundo factor: el aporte de aguas con restos minerales procedentes de los continentes.

El agua de mar contiene un 3,5% de componentes químicos disueltos, que podemos llamar globalmente sales minerales. Tiene bicarbonatos, potasio, calcio, magnesio, sulfatos y cloruro de sodio (nuestra sal de cocina).

El contenido de sales aumenta en las aguas cálidas (por la mayor velocidad de evaporación) y disminuye en las zonas de mayor aporte fluvial. Por término medio, un litro de agua de sal contiene 27,22 gramos de cloruro sódico y un total de 35 gramos de sales minerales.

Por su parte, los lagos no son salados (salvo excepciones), pues su agua procede sobre todo de los ríos que desembocan en ellos (afluentes) y de la lluvia, y sale generalmente por otros ríos (efluentes). Además, a escala geológica, un lago tiene una duración muy corta (no más de 100.000 años). Sólo uno, el lago Baikal en Siberia, el más profundo del mundo con sus 1.620 metros, se formó hace 25 millones de años tras un movimiento tectónico. Hay otros lagos mixtos, como el mar Caspio y el mar Muerto.

Los lagos cuyas aguas no salen por un efluente suelen ser lagos salados. Muy poco salados cuando el aporte de agua dulce compensa la evaporación natural. Y al revés, su grado de salinidad aumenta en las regiones cálidas y áridas, hasta el punto de que un lago puede acabar secándose. Dos casos célebres ilustran este ejemplo: el gran Lago Salado de Utah, Estados Unidos, y el mar Muerto (entre Israel y Jordania). Uno y otro tienen una salinidad cercana al 30%

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